Sala de Prehistoria del Museo de Cádiz (y V)
Vitrina V
La quinta vitrina corresponde a
la edad del bronce, última etapa de la prehistoria que enlaza con la presencia
fenicia en nuestras costas y la cultura tartésica en el denominado Bronce
Final. Este encuentro entre culturas se produce porque el poblamiento del
territorio ha ocupado todas las zonas, incluso las zonas más alejadas del
modelo territorial de la época, caso del archipiélago gaditano.
Fruto de este encuentro, son las importantísimas pinturas
rupestres -y en la sala hay una reproducción de ellas- que se hallaron en el
abrigo “laja alta”, cerca
de Jimena, donde la población indígena plasmó las embarcaciones fenicias que
llegaban a nuestras costas. Es la única representación pictórica rupestre de
barcos en todo el ámbito mediterráneo y son destacables los detalles que
presentan, que los hacen perfectamente reconocibles entre los modelos de
embarcaciones fenicias y griegas de finales del segundo milenio y primera mitad
del primer milenio.
En
este periodo la metalurgia va ocupando un papel cada vez más importante y
aunque en algunos casos las piezas halladas son relacionadas con una situación
de prestigio, los objetos metálicos son cada vez más abundantes. El bronce
(aleación de cobre y estaño) se utilizará al final del periodo, siendo lo más
habitual la aleación de cobre con una pequeña proporción de arsénico. No
obstante, los instrumentos líticos siguieron siendo muy utilizados, sobre todo
en las labores agrícolas, como la hoz que se formaría colocando las piezas en
un soporte de madera o hueso.
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Bibliografía:
Alonso de la Sierra Fernández, Juan. Museo de Cádiz. Sala de Prehistoria. Cuaderno de Difusión. Junta de Andalucía. Consejería de Educación y Ciencia. Consejería de Cultura.
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