Sala de Prehistoria del Museo de Cádiz (II)

Vitrina II

En la segunda vitrina, correspondiente al Neolítico, se aprecia a simple vista un cambio considerable. Nos encontramos con materiales cerámicos y recipientes que nos hablan de una evolución de las sociedades que no solo cazan, sino que recolectan y que todos esos productos -así como los excedentes- hay que guardarlos y conservarlos. Estos excedentes son la base del comercio.

Además de la nueva forma de trabajar la piedra, basada en el pulimento (son admirables las hachas que se exponen en esta vitrina como ejemplos de esta práctica, por su tamaño y realización), llama mucho la atención los recipientes cerámicos y sus distintos tamaños. Éstos indican la función a cumplir por el recipiente; los de mayor tamaño son destinados a almacenaje. La estrechez del cuello y boca en una vasija nos indica que guardará líquidos, y las asas, sirven tanto para manejarla como para colgarla.

Las más pequeñas, como una vasija de asa pitorro, contendría líquido también, pero para uso inmediato.

Incluso en esta pieza, ya que está colocada sobre un expositor, se puede contemplar cómo la parte de abajo está negra, evidencia de haber estado en contacto con una superficie caliente para calentar el líquido.

La decoración que podemos ver en alguna vasija en engobe rojo “a la almagra”, además de su vistosidad, cumplía una labor de consistencia y aislamiento. Estas piezas halladas en cuevas de la sierra gaditana (Benaocaz), nos indican que se encontraban en un lugar de almacenaje para facilitar la conservación de los productos.

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Bibliografía:

Alonso de la Sierra Fernández, Juan. Museo de Cádiz. Sala de Prehistoria. Cuaderno de Difusión. Junta de Andalucía. Consejería de Educación y Ciencia. Consejería de Cultura.

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