
Fue trasladado al Museo Arqueológico Nacional en Madrid y desde entonces allí se expone. Parece representar una divinidad con influencias egiptizantes.
Vitrina III
La tercera vitrina está dedicada a un conjunto -un ajuar funerario- encontrado en el dolmen de Alberite (Villamartín). En una esquina de la vitrina hay una foto del yacimiento, que nos ilustra acerca de la disposición de los ortostatos que forman una galería hacia la cámara funeraria. El dolmen está situado en un valle, entre la sierra gaditana y la cuenca fluvial del río Guadalete.
Las piezas que se exponen tienen gran importancia tanto como conjunto -como muestra de la posición destacada de sus poseedores-, como individualizadas, ya que cada una tiene aspectos muy interesantes.
Es destacable el prisma de cristal de cuarzo, resultado de la conservación de un objeto bello, curioso, que aunque parezca trabajado no tiene talla sino que es natural, procedente de otra zona geográfica más distante y posiblemente, como en la actualidad, conservado también por atribuirle algún tipo de poder.
Otras piezas importantes son; la piedra ídolo que nos habla de un culto betílico, el molino que in situ fabricaba el ocre para pintar el suelo e incluso los huesos o los collares de variscita. Estos últimos fueron noticia en diciembre de 2010, ya que se puso en marcha un proyecto europeo para arrojar luz sobre la procedencia de este mineral y el camino que recorrió a lo largo de toda Europa. En España hay pocos yacimientos, los más cercanos de Villamartín están situados en la Sierra de Huelva.
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Bibliografía:
Alonso de la Sierra Fernández, Juan. Museo de Cádiz. Sala de Prehistoria. Cuaderno de Difusión. Junta de Andalucía. Consejería de Educación y Ciencia. Consejería de Cultura.
En la segunda vitrina, correspondiente al Neolítico, se aprecia a simple vista un cambio considerable. Nos encontramos con materiales cerámicos y recipientes que nos hablan de una evolución de las sociedades que no solo cazan, sino que recolectan y que todos esos productos -así como los excedentes- hay que guardarlos y conservarlos. Estos excedentes son la base del comercio.
Además de la nueva forma de trabajar la piedra, basada en el pulimento (son admirables las hachas que se exponen en esta vitrina como ejemplos de esta práctica, por su tamaño y realización), llama mucho la atención los recipientes cerámicos y sus distintos tamaños. Éstos indican la función a cumplir por el recipiente; los de mayor tamaño son destinados a almacenaje. La estrechez del cuello y boca en una vasija nos indica que guardará líquidos, y las asas, sirven tanto para manejarla como para colgarla.
Las más pequeñas, como una vasija de asa pitorro, contendría líquido también, pero para uso inmediato.
Incluso en esta pieza, ya que está colocada sobre un expositor, se puede contemplar cómo la parte de abajo está negra, evidencia de haber estado en contacto con una superficie caliente para calentar el líquido.
La decoración que podemos ver en alguna vasija en engobe rojo “a la almagra”, además de su vistosidad, cumplía una labor de consistencia y aislamiento. Estas piezas halladas en cuevas de la sierra gaditana (Benaocaz), nos indican que se encontraban en un lugar de almacenaje para facilitar la conservación de los productos.
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Bibliografía:
Alonso de la Sierra Fernández, Juan. Museo de Cádiz. Sala de Prehistoria. Cuaderno de Difusión. Junta de Andalucía. Consejería de Educación y Ciencia. Consejería de Cultura.
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