martes, 25 de diciembre de 2012

Bicentenario

Ya que se está terminando 2012 y las celebraciones del bicentenario de la Constitución de Cádiz, hago mi particular resumen de este año y siempre dentro del campo del arte. Para mí, este año ha tenido dos logros que no se hubieran podido conseguir sin esta fecha emblemática:

El primero es la restauración integral que ha tenido el Oratorio de San Felipe Neri, sede de las Cortes Generales que elaboraron la Constitución de 1812 y lugar donde se han celebrado gran parte de los actos institucionales. Lo completo y concienzudo de los trabajos solo se explica por ser este edificio el epicentro de la celebración. En el edificio anexo se ha creado el Centro de Interpretación de la Constitución de 1812, destacando el video mapping relativo a la efemérides que proyecta en la iglesia utilizando la cúpula como pantalla. De uno de esos momentos es la fotografía que expongo a continuación.

El segundo logro fue haber podido ver en nuestra ciudad, gracias a la exposición titulada “En-clave de historia”, algunas piezas que son muy importantes para la historia de Cádiz y que se encuentran habitualmente en Madrid y Valladolid. De esta forma volvieron -por algunos días- a su lugar de origen, el llamado “Sacerdote de Cádiz”, un dibujo del Cádiz de 1513 y por último el manuscrito original de la Constitución de 1812 firmada por todos los diputados.

El Sacerdote de Cádiz es una pieza fenicia (siglo VIII- VII a.C.) de bronce con máscara de oro. Fue encontrado en la calle Ancha de Cádiz en 1928, al excavar el terreno donde se levanta el edificio de la Telefónica.

Fue trasladado al Museo Arqueológico Nacional en Madrid y desde entonces allí se expone. Parece representar una divinidad con influencias egiptizantes.

El dibujo de 1513 es la vista más antigua de Cádiz que se conoce. Las murallas que encerraban la ciudad medieval, actualmente acotan el barrio del Pópulo. Presenta una información muy detallada de la muralla, del castillo de la villa y de las iglesias y ermitas. Se conserva en el Archivo General de Simancas, en Valladolid, y la publicó  por primera vez Teodoro Falcón Márquez en 1971.
 La Constitución de 1812 es la otra pieza que vuelve a su lugar de origen y fue uno de los principales atractivos de la exposición. Custodiada en Madrid, en el Congreso de los Diputados, llegó a Cádiz con unas impresionantes medidas de seguridad. El ejemplar manuscrito, de ciento doce páginas, cuenta con las firmas de todos los diputados que llenan las últimas dieciséis hojas.

martes, 11 de diciembre de 2012

España artística y monumental; Cádiz


Han existido publicaciones cuyo principal objetivo era dar a conocer el encanto de las distintas ciudades españolas. Una de ellas, España artística y monumental, fue editada en Barcelona por M. Seguí. 

Los números sueltos costaban 80 céntimos y la colección completa quedaba encuadernada en dos tomos. No aparece en ellos la fecha, pero según la base de datos del patrimonio bibliográfico de Patrimonio Nacional, son del año 1924.

El dedicado a Cádiz tiene el número 80, cuenta con 12 páginas y pertenecía al segundo tomo. La obra -que se basa fundamentalmente en imágenes- cuenta con las fotografías de Cádiz realizadas por el fotógrafo francés Jean Laurent, siendo todas las vistas de la ciudad que aparecen en el fascículo obras de este autor.

En el interior, en cada página aparece una fotografía y bajo ella unas líneas en las que se daba una reseña del monumento.

Laurent abrió en 1856 un gabinete fotográfico en Madrid. Años después vendió fotografías de su recorrido por distintas provincias españolas. Creó, desde 1878, la sociedad Laurent y Compañía y, aunque personalmente hizo numerosos viajes por España, tuvo varios empleados, ayudantes y fotógrafos comisionados para desplazarse y captar imágenes para sus fondos fotográficos, por lo que es más correcto hablar de Laurent y Cía. ya que no es posible delimitar su obra personal. Concretamente, la fotografía de la Catedral de Cádiz en la que se basa el dibujo de la portada del fascículo está rotulada como de Laurent y Cía., con el número 2059, y pertenece a su catálogo de 1879.

Como curiosidad, quiero destacar dos detalles; el primero es que, en la fecha de la fotografía, la plaza de la Catedral no tenía la amplitud que tiene actualmente, faltando por derribar una manzana de casas, obra que se lleva a cabo en 1885. Obviamente, la estrechez de la plaza impedía una buena fotografía, obligando al fotógrafo a tener que subir a la azotea de una casa colindante para ofrecer una vista lo más completa posible de la Catedral. Y en segundo lugar, me ha llamado la atención que en 1924, fecha de la publicación, todavía contaran con fotografías hechas casi cincuenta años atrás.
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Bibliografía:
Garófano Sánchez, Rafael. Cádiz en la fotografía del siglo XIX. Diario de Cádiz e Ingrasa Editorial. 1994
Garófano Sánchez, Rafael. Imágenes para la Historia. La colección fotográfica más antigua de la provincia de Cádiz. J. Laurent y Cía. 1866-1879. Fundación Provincial de Cultura. Diputación de Cádiz.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Niño Jesús limosnero

En la iglesia de San Juan de Dios, formando parte del patrimonio de la Santa Caridad, se encuentra este Niño Jesús limosnero, llamado así ya que cumplía la misión de recaudar la limosna necesaria para hacer frente a los gastos que ocasionaba el principal objetivo de la Hermandad; el cuidado de enfermos y el entierro de los pobres.

En la peana de plata está grabada una inscripción cuyos datos nos ayudan a datar las indulgencias que concedieron las autoridades eclesiásticas a los que prestaban esta ayuda económica, ya que figura el obispo de Cádiz, Lorenzo Armengual de la Mota y, según aparece citado, el cardenal de Borja. De esa época no podrá ser otro que el cardenal Carlos de Borja Centellas Ponce de León, que fue capellán mayor de Felipe V.

Como el obispo Armengual tomó posesión en 1717, falleciendo en 1730, y De Borja fue nombrado cardenal en 1720 y murió en 1733,  a falta de encontrar la documentación exacta  -que seguro conservará en sus archivos la Hermandad- podemos comprobar que esos privilegios fueron concedidos entre 1717 y 1733, justo en una época de resurgimiento de la Hermandad de la Santa Caridad, cuyas nuevas reglas fueron redactadas y entraron en vigor en 1714.

La inscripción de la peana dice así:

El Excelentísimo Señor D. Lorenzo
Armengual de la Mota, Obispo de
Cádiz, concedió 40 días de indulgencia a
todos los que me dieren limosna para el sustento
de mis pobres incurables de esta ciudad.
El Eminentísimo Cardenal de Borja concedió
100 días en la misma conformidad
de arriba.

viernes, 19 de octubre de 2012

España guiando a la Gloria a Filipinas



Esta pintura (1) que se encuentra depositada en el Ayuntamiento de Cádiz, propiedad del Museo del Prado, está fechada en 1888 y es obra del pintor filipino Juan Luna Novicio (1857-1899)

Es un cuadro de grandes dimensiones, situado en la parte correspondiente a la ampliación del Ayuntamiento en el siglo XIX, concretamente en el frontal de la escalera marmórea de tipo imperial.

En la biografía del pintor aparece, entre sus obras, una serie sobre España y Filipinas que le encargó el Ministerio de Ultramar (2)

Precisamente en los próximos días se subasta (3), en una galería barcelonesa, el primero de los cuadros que pintó sobre este tema. Según los datos que aparecen en la revista, de donde extraigo la foto que coloco a la derecha de estas líneas, es un óleo sobre lienzo, firmado y fechado en 1884 y con unas medidas de 229 x 79 cm.

Existen otros dos, más parecidos entre sí, siendo el de Cádiz el segundo que pintó, cuatro años después, y existiendo otro posterior que se encuentra en el López Memorial Museum de Manila.

No es ajeno a nuestra ciudad el conocimiento del arte filipino. Como importante puerto comercial, la ciudad de Cádiz fue receptora de infinidad de objetos procedentes de aquella tierra, encontrándose todavía en muchas casas antiguas, restos de ese pasado común; abanicos, mantones, pinturas, marfiles...
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(1) Foto del tríptico de la Exposición “España y Filipinas 1898” celebrada en Cádiz, en el Palacio de Congresos y Exposiciones, del 29 de julio al 25 agosto de 1998.

(2) http://www.artehistoria.jcyl.es/artesp/personajes/2595.htm

(3) Revista Subastas Siglo XXI. Nº 142 Octubre 2012. Pág. 14

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Congregación de San Cayetano


El último retablo de la nave de la epístola de la Parroquia del Rosario, está dedicado a San Cayetano. Este santo tuvo su propia congregación en el siglo XVIII.

En la reforma del templo, entre 1783 y 1823, que contemplaba la decoración integra de la iglesia con nuevos retablos en mármoles de colores, dicha congregación no tuvo suficientes recursos para afrontar los gastos del suyo, realizado entre 1790 y 1796, y tuvo que ser financiado -como otros tantos de la iglesia- por la generosidad del Marqués de Valde-Íñigo.

Años antes, en 1774, dicha congregación sí pudo costear un pequeño folleto (1) con los ejercicios piadosos que practicaban en la entonces parroquia auxiliar. Fue impreso por Pedro Gómez de Requena y como solía ser costumbre, siempre que el presupuesto lo permitiera, contiene un grabado, en este caso evidentemente de San Cayetano, obra de Pablo Ganzino. 

Para esta estampa, este grabador se inspira -salvando las diferencias- en los modelos que triunfan en la época, sobre todo de los Klauber, con una estética rococó, pero con un dibujo más simple y menos minuciosidad en los detalles.

En la obra del grabador Pablo Ganzino es de destacar su trabajo en el libro “Tratado instructivo y práctico de maniobras navales, para uso de los caballeros guardias marinas” de Santiago Agustín de Zuloaga, impreso en Cádiz en 1766, en la imprenta de Manuel Espinosa de los Monteros, donde ilustra el texto con diversos asuntos relacionados con la marina.
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(1) Biblioteca Unicaja de Temas Gaditanos Juvencio Maeztu. Fondo de folletos.

viernes, 7 de septiembre de 2012

Armarios del Museo Catedralicio


En esta antigua tarjeta postal, quizás de principios del siglo XX, podemos contemplar uno de los dos armarios que se encuentran actualmente en el Museo Catedralicio y que, hasta la apertura de sus nuevas instalaciones en la Casa de la Contaduría, albergaron dos de las  custodias más llamativas del tesoro de la catedral.

Actualmente se exponen como dos piezas más del museo, cerca de las custodias que en otro tiempo guardaron, pero ya han conseguido su propio protagonismo.

La Guía Rosetty de 1891, nos da unos precisos datos del origen de estas piezas. Fueron donadas en abril de 1890; “Por donativo del Sr. D. Francisco Vélez y Carbonell, hecho al Cabildo Catedral, posee ya este dos magníficos estantes forrados de bellos y antiguos azulejos flamencos del siglo XVII, muy propios para la guarda de alhajas”

Lo que más me llamó la atención de esta imagen es que -seguidamente explicaré por qué- tras la custodia llamada “del Millón”, se podía observar esa curiosa decoración de azulejos de Delft que tienen estos armarios interiormente.

No sé exactamente cuándo se taparon estos azulejos, quedando tapizado el interior de los armarios con tela de damasco rojo. Existe una publicación turística titulada “Guía Turística de Cádiz y Provincia” publicada por Iniciativas Turísticas Españolas, en 1966, donde aparece una foto del otro armario, con la custodia de Ana de Viya, y todavía puede verse su fondo de azulejos. 


El caso es que una vez tapados y pasadas algunas décadas se perdió la memoria de su primitiva decoración. No deja de resultar curioso cómo al restaurarlos en el año 2000 para la inauguración del museo, el descubrimiento de los azulejos resultó todo un hallazgo que causó gran sorpresa y así lo reflejó la prensa. Claro que, pensándolo bien, después de estos doce años, ahora ocurrirá al revés, ya lo mismo nadie se acuerda de que estuvieron ocultos bastantes años.

De todo esto quizás se puedan extraer varias enseñanzas. Creo que una de ellas podría ser que si “tapamos” nuestro pasado -nuestra historia-, no lo enseñamos correctamente o no lo divulgamos, en poco tiempo se olvida lo que realmente ocurrió. Las generaciones venideras no lo conocerán, es decir, para ellos no existirá. Así de frágil es la memoria. Y no siempre se puede tener la suerte de que algo o alguien pueda volver a poner las cosas en su sitio.

martes, 14 de agosto de 2012

Lápidas de José Mexía Lequerica


De una entrada anterior, en mayo de este año, que trataba sobre una medalla de José Mexía Lequerica, resumen de la conferencia de Juan Alonso de la Sierra en el Museo de Cádiz, me quedó por comentar algo que merecía un espacio aparte.

Mexía Lequerica fue uno de los políticos mas influyentes de las Cortes de Cádiz y uno de los mas recordados en la ciudad. Además de la medalla, hay un busto suyo en los jardines de la Plaza de España y lápidas conmemorativas en dos plazas gaditanas. Sobre estas lápidas van a ir estas líneas, ya que su duplicidad tiene un porqué.

Dentro de los proyectos y preparativos del Centenario de las Cortes de Cádiz, figura una iniciativa de la Real Academia Hispanoamericana de Cádiz, que solicita del Ayuntamiento su colaboración para colocar una lápida conmemorativa en recuerdo de José Mexía Lequerica y  los Diputados Americanos en las Cortes de Cádiz. Sería una lápida modesta, puesto que la República de Ecuador iba a regalar otra de más importancia y sería sustituida. Así, se colocó en la Plaza de San Francisco, en la casa donde había vivido, en 1910, centenario de la apertura de las Cortes Constituyentes.

Como la otra lápida se retrasó, al final se decidió dejar la ya colocada y que la nueva se situara en la Plaza de San Antonio, en la casa donde falleció. 
Fue colocada en junio de 1912, dentro de los actos conmemorativos del Centenario de la Constitución de Cádiz.

Esta es una lápida mucho más artística, que fue ofrecida a la ciudad por el gobierno ecuatoriano. En la parte superior tiene el busto de Lequerica, obra del escultor montillano Manuel Garnelo y Alda. A ambos lados los escudos de España y Ecuador.

El texto de la lápida dice:

EN ESTA CASA FALLECIÓ EL 27 DE OCTUBRE
DE 1813
EL EGREGIO ECUATORIANO E ILUSTRE
DIPUTADO DOCEAÑISTA 
D. JOSÉ MEXÍA LEQUERICA
EL  GOBIERNO DE LA REPÚBLICA DEL ECUADOR
ACORDÓ LA COLOCACIÓN DE ESTA LÁPIDA
RINDIENDO TRIBUTO EN NOMBRE DE LA PATRIA
EN MEMORIA DE TAN ESCLARECIDO CIUDADANO
AÑO DEL CENTENARIO 1912
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Bibliografía
La Real Academia Hispanoamericana de Ciencias, Artes y Letras. Cádiz. Edición conmemorativa del I Centenario (1910-2010)

jueves, 5 de julio de 2012

La Virgen del Carmen y las Ánimas del Purgatorio


En este caso, esta obra que etiqueto como correspondiente al apartado de Detalles Interiores, conviene aclarar que está más interior que de costumbre porque se encuentra en la sacristía de la iglesia del Carmen, lo que dificulta poder acceder a ella.

Es un lienzo de la Virgen del Carmen socorriendo a las Ánimas del Purgatorio, de finales del siglo XVII o principios del XVIII.

El centro de la composición lo ocupa la Virgen del Carmen con hábito carmelita. Sedente, su pie derecho se apoya sobre un querubín y su mano izquierda en uno de los angelotes que se asoman por ese lado. Su mano derecha introduce delicadamente el escapulario en la zona inferior donde se encuentran las almas atormentadas. Un ángel mancebo en primer plano une ambos espacios, mientras que tras la Virgen se sitúan un coro de ángeles portando instrumentos.

Quisiera destacar varios detalles que me han llamado la atención. Por una parte la mirada de la Virgen hacia el espectador, que parece querer mostrar su poderosa intercesión por las almas que sufren en el Purgatorio y resulta como una invitación a acudir a Ella y a portar el escapulario. Si nos fijamos en este objeto protector, vemos que, con su sola presencia, alivia el rostro de uno de los personajes que se encuentran padeciendo y que, embelesado, tímidamente dirige su mano para aferrarse a él.

Estas propiedades salvíficas de el escapulario, parten de la tradición de la aparición de la Virgen del Carmen a San Simón Stock, a quien se lo entrega y le  promete que todo aquel que lo lleve en el momento de su muerte, se salvará (1)

Esta visión catequética que podemos ver en el cuadro, es un reflejo de la doctrina que se está difundiendo en obras literarias contemporáneas de la pintura (2), donde redundan en las virtudes del escapulario, afinando hasta el punto de que la liberación de las penas del Purgatorio se produciría el sábado inmediato a la muerte. Este es el conocido como Privilegio Sabatino, también transmitido directamente por la Virgen al Papa Juan XXII y que éste proclamó en la llamada Bula Sabatina.

Por último, no quiero dejar pasar los dos personajes que aparecen en la parte inferior derecha, que parecen un tanto insensibles a todo sentimiento, y que incluso uno de ellos también mira al espectador como con curiosidad ante nuestra reacción en la contemplación de esta obra de arte.
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(1) Giorgi, Rosa. Santos. Los Diccionarios del Arte. Editorial Electa

(2) Padre Fray José de Santa Teresa. Flores del Carmelo. Madrid 1678

martes, 12 de junio de 2012

Visión de San Cayetano


En el año 2009, gracias al convenio suscrito entre el Obispado y el BBVA, se pudo llevar a cabo una intervención integral de la capilla del Hospital de Mujeres. Retablos, esculturas y pinturas lucen actualmente en todo su esplendor.

Centrándonos en las pinturas, según el informe de restauración, el estado de conservación era muy diverso, afectando generalmente el craquelado de la capa pictórica, los barnices oxidados y la suciedad. La limpieza y rehabilitación realizadas han permitido recuperar los colores, las pinceladas, las perspectivas y las composiciones representadas.

Concretamente a la pintura de la Visión de San Cayetano, de autor anónimo y de mediados del siglo XVIII, situada en la entrada izquierda de la capilla, a los pies del templo, le afectaba un soporte textil muy descompuesto y quemado por un exceso de aceite en la preparación original, pero los repintes -que en el caso de otras obras podrán tener mayor o menor importancia- adquieren en este caso unas dimensiones sorprendentes. El repinte cubría gran parte de la figura de la Virgen, cambiando la posición de la cabeza y el tamaño del brazo.


Como se puede ver en estas fotos que acompañaban los paneles explicativos de los trabajos realizados, la Virgen, que habíamos siempre contemplado con la cabeza algo inclinada mirando hacia el Niño y San Cayetano, recupera ahora su semblante más bello y un delicado giro de la cabeza, reflejando mayor sentimiento de amor en la entrega de su hijo al santo.

lunes, 21 de mayo de 2012

Medalla de José Mexía Lequerica


El ciclo de conferencias que, en el Museo de Cádiz, se titulaba “la pieza del mes” y que he traído a este blog en varias ocasiones, se ha convertido -seguramente por causa de la crisis- en “la pieza del trimestre”.
Este pasado domingo, la conferencia le ha correspondido al director del Museo de Cádiz, Juan Alonso de la Sierra, que eligió una medalla conmemorativa que se halla expuesta en el apartado habilitado actualmente en el museo, para unirse a las distintas iniciativas en este año del bicentenario de la Constitución de Cádiz de 1812. La medalla está dedicada a José Mexía Lequerica y el autor que firma la medalla es el escultor Aniceto Marinas.

Primeramente, en su conferencia trató sobre la medallística, mostrando diferentes medallas y resaltando la importancia de esas piezas para el conocimiento de acontecimientos y personajes, además del nivel artístico que alcanzan, ya que están hechas por magníficos artistas. Desde el Renacimiento hasta la pieza objeto de la charla, las medallas han sido una importante fuente de difusión de acontecimientos, de propaganda, encargada por importantes personajes o instituciones y realizadas por artistas que firman la obra, ya que no por su pequeño tamaño dejan de ser importantes creaciones dentro de la obra de cada autor.
En este caso el escultor Aniceto Marinas realiza la medalla encargada por la Real Academia Hispano Americana de Cádiz, para conmemorar el primer centenario de la muerte del diputado de la Cortes de Cádiz, José Mexía Lequerica.

La Real Academia Hispano Americana de Ciencias, Artes y Letras es una institución creada en 1909, cuya finalidad es cultivar las relaciones artísticas, literarias y científicas entre España y América. En 1913 se cumplían cien años de la muerte de Lequerica, diputado a Cortes por Quito y el Virreinato de Nueva Granada en 1810. Murió en Cádiz en la epidemia de fiebre amarilla, después de haberse destacado en las Cortes por su defensa de los derechos y necesidades de América, de la libertad de expresión y de imprenta, y en contra de la Inquisición.

Para recordar esta efeméride, se encarga la medalla a Aniceto Marinas, máximo representante, junto a Mariano Benlliure, de la escultura española de su tiempo.
La medalla representa, en el anverso, el busto de Lequerica con la leyenda “Al elocuente orador Mexía Lequerica diputado de las Cortes de Cádiz” En el exergo la firma del autor; A. Marinas.
El reverso lo ocupa un águila coronada, sosteniendo una granada en cada pata, escudo heráldico del Virreinato de Nueva Granada. La leyenda que aparece alrededor dice; “La Gran Colombia y la Academia Hispano Americana de Cádiz – Primer Centenario. Octubre 1913”

sábado, 5 de mayo de 2012

Sala de Prehistoria del Museo de Cádiz (y V)


 Vitrina V
La quinta vitrina corresponde a la edad del bronce, última etapa de la prehistoria que enlaza con la presencia fenicia en nuestras costas y la cultura tartésica en el denominado Bronce Final. Este encuentro entre culturas se produce porque el poblamiento del territorio ha ocupado todas las zonas, incluso las zonas más alejadas del modelo territorial de la época, caso del archipiélago gaditano. 

Fruto de este encuentro, son las importantísimas pinturas rupestres -y en la sala hay una reproducción de ellas- que se hallaron en el abrigo “laja alta”, cerca de Jimena, donde la población indígena plasmó las embarcaciones fenicias que llegaban a nuestras costas. Es la única representación pictórica rupestre de barcos en todo el ámbito mediterráneo y son destacables los detalles que presentan, que los hacen perfectamente reconocibles entre los modelos de embarcaciones fenicias y griegas de finales del segundo milenio y primera mitad del primer milenio. 


En este periodo la metalurgia va ocupando un papel cada vez más importante y aunque en algunos casos las piezas halladas son relacionadas con una situación de prestigio, los objetos metálicos son cada vez más abundantes. El bronce (aleación de cobre y estaño) se utilizará al final del periodo, siendo lo más habitual la aleación de cobre con una pequeña proporción de arsénico. No obstante, los instrumentos líticos siguieron siendo muy utilizados, sobre todo en las labores agrícolas, como la hoz que se formaría colocando las piezas en un soporte de madera o hueso. 

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Bibliografía:
Alonso de la Sierra Fernández, Juan. Museo de Cádiz. Sala de Prehistoria. Cuaderno de Difusión. Junta de Andalucía. Consejería de Educación y Ciencia. Consejería de Cultura.

domingo, 22 de abril de 2012

Sala de Prehistoria del Museo de Cádiz (IV)


Vitrina IV

En la cuarta vitrina, correspondiente al Calcolítico o Edad del Cobre, observamos cómo todas las piezas expuestas nos hablan de un aumento de la sedentarización de la población y la formación de los primeros poblados estables, con una gran importancia de la agricultura. 

La cerámica que se utiliza en este periodo adopta un aspecto liso y utilitario. Es de destacar el fragmento del vaso campaniforme, pieza muy significativa del Calcolítico y, por su curiosidad, la cerámica que mantiene las señales de haber sido reparada en aquella época con lañas o grapas, para seguir usándola.

Se desarrolla la arquitectura megalítica y el esquematismo en las representaciones, siendo el ídolo cilíndrico oculado una pieza muy característica de este universo simbólico. La mayor parte de los hallazgos proceden de dólmenes o de tumbas excavadas en la roca, donde se observa el enterramiento colectivo como refuerzo del sentido de comunidad.

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Bibliografía:
Alonso de la Sierra Fernández, Juan. Museo de Cádiz. Sala de Prehistoria. Cuaderno de Difusión. Junta de Andalucía. Consejería de Educación y Ciencia. Consejería de Cultura.

domingo, 1 de abril de 2012

Sala de Prehistoria del Museo de Cádiz (III)

Vitrina III

La tercera vitrina está dedicada a un conjunto -un ajuar funerario- encontrado en el dolmen de Alberite (Villamartín). En una esquina de la vitrina hay una foto del yacimiento, que nos ilustra acerca de la disposición de los ortostatos que forman una galería hacia la cámara funeraria. El dolmen está situado en un valle, entre la sierra gaditana y la cuenca fluvial del río Guadalete.

Las piezas que se exponen tienen gran importancia tanto como conjunto -como muestra de la posición destacada de sus poseedores-, como individualizadas, ya que cada una tiene aspectos muy interesantes.

Es destacable el prisma de cristal de cuarzo, resultado de la conservación de un objeto bello, curioso, que aunque parezca trabajado no tiene talla sino que es natural, procedente de otra zona geográfica más distante y posiblemente, como en la actualidad, conservado también por atribuirle algún tipo de poder.

Otras piezas importantes son; la piedra ídolo que nos habla de un culto betílico, el molino que in situ fabricaba el ocre para pintar el suelo e incluso los huesos o los collares de variscita. Estos últimos fueron noticia en diciembre de 2010, ya que se puso en marcha un proyecto europeo para arrojar luz sobre la procedencia de este mineral y el camino que recorrió a lo largo de toda Europa. En España hay pocos yacimientos, los más cercanos de Villamartín están situados en la Sierra de Huelva.

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Bibliografía:

Alonso de la Sierra Fernández, Juan. Museo de Cádiz. Sala de Prehistoria. Cuaderno de Difusión. Junta de Andalucía. Consejería de Educación y Ciencia. Consejería de Cultura.

viernes, 9 de marzo de 2012

Sala de Prehistoria del Museo de Cádiz (II)

Vitrina II

En la segunda vitrina, correspondiente al Neolítico, se aprecia a simple vista un cambio considerable. Nos encontramos con materiales cerámicos y recipientes que nos hablan de una evolución de las sociedades que no solo cazan, sino que recolectan y que todos esos productos -así como los excedentes- hay que guardarlos y conservarlos. Estos excedentes son la base del comercio.

Además de la nueva forma de trabajar la piedra, basada en el pulimento (son admirables las hachas que se exponen en esta vitrina como ejemplos de esta práctica, por su tamaño y realización), llama mucho la atención los recipientes cerámicos y sus distintos tamaños. Éstos indican la función a cumplir por el recipiente; los de mayor tamaño son destinados a almacenaje. La estrechez del cuello y boca en una vasija nos indica que guardará líquidos, y las asas, sirven tanto para manejarla como para colgarla.

Las más pequeñas, como una vasija de asa pitorro, contendría líquido también, pero para uso inmediato.

Incluso en esta pieza, ya que está colocada sobre un expositor, se puede contemplar cómo la parte de abajo está negra, evidencia de haber estado en contacto con una superficie caliente para calentar el líquido.

La decoración que podemos ver en alguna vasija en engobe rojo “a la almagra”, además de su vistosidad, cumplía una labor de consistencia y aislamiento. Estas piezas halladas en cuevas de la sierra gaditana (Benaocaz), nos indican que se encontraban en un lugar de almacenaje para facilitar la conservación de los productos.

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Bibliografía:

Alonso de la Sierra Fernández, Juan. Museo de Cádiz. Sala de Prehistoria. Cuaderno de Difusión. Junta de Andalucía. Consejería de Educación y Ciencia. Consejería de Cultura.

lunes, 20 de febrero de 2012

Sala de Prehistoria del Museo de Cádiz (I)


Vitrina I
Quiero dedicar varias entradas a la Sala de Prehistoria del Museo de Cádiz y resarcir de este modo, a la vez que entono un mea culpa, las veces que he pasado de largo prestando menos atención de la debida a esta parte tan importante para conocer la evolución humana en nuestra zona. La importancia de las piezas fenicias, romanas o de la pinacoteca, dirigían mi atención hacia otras salas. Incluso oficialmente se reconoce el déficit en investigaciones prehistóricas, debido a la fuerza y espectacularidad del mundo fenicio y romano (Museo de Cádiz, Guía Oficial. Junta de Andalucía. Consejería de Cultura. Pág. 27)
En cada vitrina que hay en la sala, podemos observar las distintas fases de la prehistoria en la provincia de Cádiz. En cada una de ellas podemos tener una visión (1) más completa de las sociedades prehistóricas a través de los instrumentos de la vida cotidiana. Además, es de agradecer que en cada vitrina aparezca un pequeño cuadro esquemático donde nos aclara el periodo y cronología de las piezas que estamos viendo.
La primera vitrina con los materiales más antiguos nos sitúa en el Paleolítico Inferior con niveles achelenses. Para esta etapa fue muy importante el yacimiento portuense de El Aculadero, origen de algunas piezas, zona que se ha perdido por la construcción de Puerto Sherry. La antigua laguna de la Janda y la actual laguna de Medina son otros yacimientos que aportan importantes materiales.
En esta vitrina podemos ver la evolución en el trabajo de los materiales líticos, desde los cantos tallados, pasando por los bifaces, hasta llegar a una interesante representación de útiles correspondientes al Paleolítico Superior, como la punta de muesca y las puntas de aleta y pedúnculo, muestras de la evolución de los cazadores cada vez más especializados.
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(1) Esta visión se la debo en gran medida a la visita a esta sala que tuve la ocasión de realizar el año pasado con la Dra. Inmaculada Pérez López, Profesora Titular de la Universidad de Cádiz.
Bibliografía:
Alonso de la Sierra Fernández, Juan. Museo de Cádiz. Sala de Prehistoria. Cuaderno de Difusión. Junta de Andalucía. Consejería de Educación y Ciencia. Consejería de Cultura.

sábado, 4 de febrero de 2012

Ménsula de la Casa de Luis Gargollo

A veces un elemento arquitectónico y su ornamentación puede adquirir tal relevancia que se convierte en protagonista e identificador de todo el edificio.
Esto ocurre con estas ménsulas que por su tamaño y expresividad se llevan las miradas de los viandantes (1) Forman parte de una casa de estilo neoclásico, que fue edificada por el maestro de obras José Gabarrón en 1801 para la vivienda de Luis Gargollo y Munar.
Existe un primer alzado del edificio que con fecha 3 de agosto de 1801, se envía al arquitecto mayor de la ciudad, Pedro Albisu, “para que informe si está arreglado a los principios de arquitectura, solidez y aspecto público” en el que no aparecen ni las balaustradas de las ventanas ni la balconada del primer piso, y por consiguiente no aparecen diseñadas las ménsulas (2) Posteriormente se añadieron estos elementos que en cierta forma rompen los estrictos cánones del edificio neoclásico.
Luis Gargollo fue, durante la Guerra de la Independencia, secretario de la Junta Superior de Defensa y Gobierno de Cádiz. En su casa residió durante un par de días Fernando VII, mientras acondicionaban su estancia oficial en la Real Aduana -actual Palacio de la Diputación Provincial- en el trienio liberal, cuando estuvo retenido en Cádiz desde el 15 de junio hasta el 1 de octubre de 1823 (3)
De la relevancia de Luis Gargollo dentro de la burguesía gaditana, nos da una idea la existencia de un retrato suyo en el Museo de las Cortes, obra del pintor Joaquín Manuel Fernández Cruzado, quien retrató a los personajes gaditanos más importantes de la época.
Sus descendientes fueron destacados banqueros y aseguradores, apareciendo como consejeros en importantes entidades, como el Banco de Cádiz (4) Curiosamente, la casa de D. Luis Gargollo sería la sede de otra entidad bancaria; el Banco de España. Actualmente, en esta casa -número 4 de la calle Antonio López- se halla establecida la Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación de Cádiz.
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(1) He querido publicar este detalle precisamente en este mes de carnestolendas, porque esta ménsula -quizás por su expresión satírica y burlesca- fue protagonista, en el año 1998, del cartel anunciador del Carnaval de Cádiz.
(2) Retegui, Mariano de. La casa de D. Luis Gargollo. Suplemento del Diario de Cádiz 1982. Pág. 22
(3) García León, José María. En torno a las Cortes de Cádiz. Quórum editores. 2007 Pág. 202
(4) Retegui, Mariano de. Op.cit.

sábado, 21 de enero de 2012

San Juan de la Cruz y Jesús Nazareno

Tenemos en la iglesia del Carmen un retablo, situado en la nave de la epístola, dedicado al éxtasis de San Juan de la Cruz contemplando la imagen de Jesús Nazareno. Todo el conjunto es del siglo XVIII y el grupo escultórico, de escuela genovesa.
En el portal de arte La Hornacina, el carmelita P. Juan Dobado Fernández publicó el mes pasado un artículo titulado “San Juan de la Cruz y la iconografía de Jesús Nazareno: La propagación de una devoción en Andalucía” (1)

En él trata sobre el encuentro que San Juan de la Cruz tiene con una pintura que representaba a Jesús Nazareno y cómo, siendo ante este cuadro donde solía rezar, un día se produce el diálogo entre los dos, pidiéndole al Nazareno una vida de sufrimiento. Este momento místico dio lugar a una amplia difusión de la escena sobre todo en pintura y grabados. He aquí el motivo de esta entrada. En una conferencia (2) que pronunció en Cádiz el P. Juan Dobado, resaltó la particularidad de ser esta representación del Carmen de Cádiz el único caso realizado en escultura, ya que toda la difusión que ha tenido el tema ha sido eminentemente gráfica.

Quizás la razón sea que el dibujo permite reflejar más detalles, además de contar con el recurso de las filacterias que transcriben el diálogo entre ambos. No obstante, esta escultura resuelve bien el complicado juego de proporciones y perspectiva, apareciendo la figura del Nazareno y la de San Juan de la Cruz en íntima comunicación, representando el arrobamiento místico con las nubes en las que se apoya la figura del santo carmelita, que le dan sensación de ingravidez.
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(1) http://www.lahornacina.com/articulossanjuandelacruz.htm

(2) P. Fr. Juan Dobado Fernández: “Piedad y arte en el Carmen gaditano” Ciclo de conferencias con motivo del bicentenario de la consagración del templo carmelitano de Cádiz. Noviembre 2010.

sábado, 7 de enero de 2012

Estatuilla de Hércules Gaditano

Empezamos el año con una pieza controvertida que podemos admirar en el Museo de Cádiz. Recuerdo en estas líneas la conferencia que pronunció Ramón Corzo en noviembre de 2009, con motivo de ser esta estatuilla la protagonista de la pieza del mes y que tuvo al final su pequeña polémica al hablar de la datación de la pieza. No es para menos. Actualmente no hay acuerdo para fechar la pieza ya que algunos -entre ellos Ramón Corzo- la encuadran en el siglo V a.C. y otros en los siglos I-II d.C. Unos quinientos años de diferencia no es asunto baladí. Y está tan complicado el tema, que incluso en la página web del Museo de Cádiz, en esta pieza en concreto, su texto explicativo nos ofrece la datación del siglo I-II d.C. pero lo más curioso es que también incluye un audio sobre la pieza donde contradice al texto y fija su datación en el siglo V a.C.
Lo que sí son indudables son los otros datos que aportó en su conferencia Ramón Corzo. La pieza procede del entorno del islote de Sancti-Petri, siendo manos anónimas las que lo encontraron. No conocer exactamente el contexto arqueológico en que apareció tampoco facilita las cosas. Conocida la existencia de este Hércules, el Museo se interesó por la pieza para adquirirla. Parece tener un carácter de ofrenda al templo de Hércules, ratificado por las siglas H.G. que tiene sobre el abdomen, que podrían significar “Hércules Gaditano” y que aclararían el lugar de procedencia del exvoto en caso de expolio del templo.
Está hecha en bronce con la técnica de la cera perdida y tiene incrustaciones de plata en los ojos. Por todo el torso se aprecian hendiduras y trozos rectangulares que forman parte de numerosas restauraciones que tuvo la escultura en época antigua. La musculatura y el tipo de peinado que presenta, son algunas de las características que pudieran reforzar la datación más antigua que convertiría a la escultura en una obra griega. Según algunas imágenes que pudimos contemplar durante la proyección que suele ilustrar sus conferencias, dentro de las numerosas formas en las que se ha representado a Hércules, apareció una que posiblemente fuera idéntica a nuestra estatuilla, pero debido al estado en que ha llegado hasta nosotros -con el brazo derecho roto por debajo del hombro y faltando toda la pierna derecha- no podemos saber a ciencia cierta. Se trata del reverso de una moneda de Adriano en el que aparece Hércules portando en su mano derecha las tres manzanas del Jardín de las Hespérides y con la otra sosteniendo la maza apoyada en el suelo. Las piernas tendrían una abertura similar a la de un paso al caminar.
Es esta una representación del dios que tanto supuso para la zona gaditana debido al famoso templo del que probablemente proceda y que podría ser el símbolo más apropiado para el Museo de Cádiz en lugar del conocido como Hércules Farnesio, del que cuenta el museo con una réplica monumental.

Moisés ante la roca de Horeb

En Cádiz he localizado dos versiones de la pintura de Murillo "Moisés ante la roca de Horeb", obra que se conserva en el Hospital...