
Al hilo de lo que comentaba en la anterior entrada sobre el Niño Jesús de la Santa Cueva, esta cabeza de San Juan Bautista atribuida a Torcuato Ruiz del Peral
(1) -escultor granadino del siglo XVIII- realizada en terracota policromada, también estuvo expuesta en la Santa Cueva, donde el fundador -el Padre Sáenz de Santa María- la colocó en el otro altar y curiosamente también siguió el mismo camino que la talla del Niño; en este caso el dramatismo de la obra inspiraba la curiosidad de los fieles que se acercaban a contemplar ese realista rostro.

El Marqués de Valde-Iñigo, siempre velando por evitar las distracciones de los fieles y procurando mantener un ambiente de recogimiento propicio para la penitencia -no olvidemos que era muy solicitado como confesor y para confesarse con él se formaban largas colas que llegaban hasta la calle e incluso daban la vuelta a la esquina-, también retiró esta cabeza que regaló a los Padres Filipenses
(2)
Actualmente la podemos contemplar en la iglesia de San Felipe Neri, donde se encuentra bajo el altorrelieve de la Adoración de los Magos, obra de José Montes de Oca.
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(1) Para saber más sobre este escultor, recomiendo un blog -y en concreto su entrada titulada “Ruiz del Peral in memoriam”-, donde su autora, de Granada también, nos ofrece amplios datos de su vida y obra, aderezados con sus amenas e interesantes experiencias personales fruto de su trabajo de investigación.
(2) Moreno Criado, Ricardo. La Santa Cueva y sus Goyas. Pág. 45-46