Imaginería de San José (VIII)


Convento de San Francisco

San José de factura moderna que ocupa un retablo dieciochesco que se encuentra en la capilla de San Telmo (1). Esta capilla se erigió en 1567 costeada por los navegantes cántabros. Es una de las más grandes de la iglesia, con planta rectangular, y por donde se abre la puerta lateral de la iglesia.

Parece ser que este retablo se encontraba en la nave principal. A mediados del siglo pasado se retiraron algunos, ubicándolos en esta capilla de San Telmo. Desconozco que imagen sería la originaria de este retablo, pero resulta muy interesante -y no sé si significativo para la investigación- observar las dos pequeñas hornacinas con pinturas que se encuentran a los lados del San José, representando a los arcángeles San Miguel y San Rafael.

(1) La devoción a San Telmo viene por influencia de los navegantes cántabros. Sin embargo no se conserva su imagen. También una lápida recordaba su terminación: “Acabose esta capilla de San Telmo el 2 de julio de 1568, siendo el mayordomo Sebastián Muñoz”

Parroquia de San Antonio

San José que se encuentra en la nave del evangelio, en un retablo del siglo XVII procedente del desaparecido convento de La Candelaria.
Desde hace algunos años, se había atribuido acertadamente a La Roldana y a su marido como obra del periodo gaditano (1687-1688)
Mereció formar parte de la gran exposición dedicada a esta escultora, celebrada en los Reales Alcázares de Sevilla en el año 2007. Su inclusión en la muestra y por consiguiente en el catálogo (1), ha enriquecido enormemente el estudio de la imagen como a continuación veremos:

San José, representado de mediana edad, está en actitud de dar un paso adelante avanzando la pierna izquierda e intentando dar movimiento a una composición que habitualmente es estática. Con este gesto, la escultora logra dos objetivos; primero, nos muestra el pie calzado con unas sandalias. Segundo, crear movimiento con el extremo derecho del manto que, después de envolver la figura por detrás, se anuda en el cinto por delante. Refuerza el dinamismo de la figura, los plegados del manto con ondulaciones zigzagueantes.
Lleva los brazos en paralelo y en horizontal, sosteniendo el cuerpo del Niño que juguetea moviéndose. Las manos de San José, de dedos cortos, separan el índice del corazón formando una marcada uve, mientras une los dos dedos centrales.

El Niño, que está recostado sobre los brazos de San José con una posición del cuerpo forzada, mira al espectador mostrándonos una actitud cariñosa, tocándole la barba con la mano izquierda e intentando agarrar el cuello de la túnica con la otra mano. Su cabeza, con ojos pequeños y hundidos, frente amplia y pronunciada con el peinado infantil característico de La Roldana; raya del pelo a un lado, flequillo realizado con mechones aislados que llevan un rizo en un extremo.


(1) Romero Torres, José Luis y Torrejón Díaz, Antonio (comisarios científicos): Roldana, catálogo de la exposición celebrada en los Reales Alcázares de Sevilla, incluida en el proyecto Andalucía Barroca., Sevilla, Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, 2007.
Torrejón Díaz, Antonio: “Luisa Roldán, San José. Cádiz, Iglesia de San Antonio de Padua”, Roldana, catálogo de la exposición celebrada en los Reales Alcázares de Sevilla, Sevilla, 2007, p. 186.

Capilla de la Divina Pastora

San José perteneciente a la capilla de la Divina Pastora, cuyo autor es Benito de Hita y Castillo, obra fechada en 1753. Forma parte de la imaginería del retablo mayor.

Es muy representativa de la escuela sevillana, ya que el escultor Benito de Hita y Castillo tiene una importante trayectoria que ha hecho que su obra se encuentre en varios puntos de la geografía española.
En Cádiz tenemos una magnífica representación de su trabajo en varias iglesias. Concretamente en la iglesia de la Divina Pastora, además de este San José, hay que añadir las demás tallas del retablo mayor y la de los retablos laterales.

Otra obra suya es la Virgen de los Ángeles de la parroquia del Rosario y cuenta también con varios encargos en el convento de Santa María, para la capilla del Nazareno. En esta capilla aunque podemos disfrutar actualmente parte de ese trabajo, desgraciadamente se perdieron dos tallas que fueron quemadas en el año 1936; un San José que presidía su retablo y la dolorosa de la cofradía del Nazareno.

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